viernes, 9 de diciembre de 2011

Me salgo del tema de Hagamos algo

Un día, mi hijo de 8 o 9 años llega muy circunspecto y me dice
-“Ma tengo algo que decirte”
-Dime hijo
-No, aquí no, porque es muy confidencial, nadie debe escucharnos.
Empecé a preocuparme y para darle la importancia que mi hijo necesitaba entré a la habitación y cerré la puerta con llave.
-No, vamos al baño
Para entonces, mi cabeza daba vueltas tratando de imaginarme lo que me iba a decir.  Lo único que se me ocurría era que se trataba de algo relacionado con una mala conducta, que lo habían suspendido de clases o aún más, la imaginación llegó hasta que se trataba de algo relacionado con el sexo.  ¿Pero qué podría ser a los 9 años que fuera tan confidencial?
Cuando ya estábamos tras dos puertas cerradas con llave, se me quedó mirando, sus ojitos llenos de lágrimas y yo a punto de que me diera un infarto por la incertidumbre.
-Dime hijo, tenme confianza, nada puede ser tan grave que no podamos solucionar.
El pequeño se retorcía, le sudaban las manitas y no podía hablar.  Por fin se animó a decirme:
-¿No existe Santa Claus, verdad?
Soy enemiga de las mentiras y de los engaños, pero esa ilusión del Santa Claus hace felices a los niños.
¡Hagamos algo!

jueves, 8 de diciembre de 2011

Arrepentimiento, falta de pensar antes de actuar................

¿Cuántas veces se arrepiente uno de algo que ha hecho o que ha dicho? No piensa uno las cosas y se arranca diciendo algo de lo que luego uno se arrepiente. ¿Qué te destapa y hace que digas más de lo que debes? Un enojo, unas copas de más, una preocupación, un chisme. Si uno hiciera una pausa antes de hablar, para pensar lo que va a decir, se ahorraría no solo un disgusto sino un pleito y hasta una ruptura. En boca cerrada no entran moscas y podremos decir aquí, cuando veas una mosca, cierra la boca. desde luego que si uno se va de bruces con la lengua y se arrepienta, siempre hay la oportunidad de dar una explicación de lo dicho, de rectificar y hasta de pedir una disculpa. Aunque parezca extraño, la gente no se atreve a pedir disculpas o a ofrecer una explicación y ese hecho puede reforzar una relación amorosa, una amistad, una relación de hermanos o de padres a hijos. Por otro lado el hecho de no preparar la lección y enfrentarse un auditorio haciendo un completo ridículo, también nos hace arrepentirnos. ¿Cuántas veces el maestro no sabe la respuesta a una pregunta hecha por un alumno? ¿Por qué no decir? -"en este momento no tengo la respuesta, pero mañana se las traigo"; sin embargo, si uno va a dar una conferencia en una reunión de relaciones México-China, por lo menos investiga uno la ubicación, la capital y el tipo de gobierno de China. ¡Cuando no estamos preparados, no vayamos a la guerra sin fusil y si estamos metidos, pues tratemos de pensar, antes de abrir la boca, no sea que nos traguemos una mosca! ¡Hagamos algo!

jueves, 1 de diciembre de 2011

El cristal con que se mira

Una niña que vivía al norte del DF y en una residencia con alberca, sirvientes y choferes, no estaba de acuerdo en la manera en que su padre vivía a pesar de que el hombre era una buena persona que trataba a todos sus empleados con comprensión y cariño.  Teresa se enfrentó a su padre un día y le explicó como hay tanta gente pobre y como debían repartir las riquezas que ellos tenían pues el capitalismo era un sistema muy injusto.  El padre no supo cómo explicar a su hija la razón de su estado socioeconómico.

Al día siguiente, el padre dijo:

-¿Cómo van tus estudios universitarios?

-Muy bien -respondió la hija, muy orgullosa y contenta-.
Tengo promedio de 9, hasta ahora. Me cuesta mucho trabajo, no voy a los antros, no salgo con mis amigas, no tengo novio y duermo seis horas al día, pero, por eso he logrado esas calificaciones y pronto obtendré mi título.
 
El padre pregunta:  -Y tu amiga Gracielita  ¿Cómo va?

La hija respondió dijo: -Re  mal pa, a Gracielita no le van a permitir examinarse porque no alcanza el 6, (tiene 4 de promedio); sin embargo, ella sí va al antro, a las comidas, fiesta que hay, fiesta en la que está presente, estudia lo mínimo, y falta bastante... no creo que se reciba, por lo menos este año.

El padre, le respondió:  -Entonces busca a tus profesores y pídeles que le transfieran 2 o 3 de los 9 puntos tuyos a ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque así  las dos tendrían 6.5  y aprobarían las materias.
Indignada, ella le respondió: -¡Estás LOCO? ¡Me sacrifico, me rompo el lomo para poder tener 9 de promedio! ¿Te parece justo que todo ese esfuerzo lo comporta con una chava que no se preocupa en lo más mínimo de estudiar? Aunque ella sea mi mejor amiga... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!

Ves como no es bueno juzgar sin analizar.
MoralejaTodos somos rápidos para repartir lo que es ajeno.

EN CASA DE GRACIELITA
Oye papá “Qué injusta es la vida”  Teresita va a sacar 9 de promedio, pero esa calificación no se la merece.  Estudiamos juntas, nos sabíamos todo pero como el profesor quiere ir a pedirle trabajo al papá de Gracielita, a ella le pusieron 9 y a mi 4.  La pobre de Teresa quien tiene un cerebro pequeño nunca puede salir con nosotros a las fiestas, se la pasa macheteando en su casa y los maestros le hacen la barba porque saben que su papá es muy rico y tienen la esperanza de que les de trabajo.  Todos los compañeros odian a Teresa porque los maestros le regalan las calificaciones.  La vida no es justa ¿Por qué nosotros no tenemos tanto dinero como Teresa?

El papá le dice “Mira hija, desafortunadamente la vida no es lo justa que uno quisiera, las oportunidades de cada quien son muy diferentes.  Ellos se rodean de gente rica y pudiente desde que nacen pero eso irá cambiando pues tu amiga Teresa con calificaciones regaladas no sabrá tanto como tu y no podrá resolver los mismos problemas en el trabajo; sin embargo, siempre habrá alguien quien quiera quedar bien con ella, así es que tu esfuérzate y no te fijes más que en lo que tu logras.  No te preocupes pues los directores se encargarán de ver quién sabe y quién no sabe, quién obtiene más de lo que merece.

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona trabajó para ello, pero sin recibirlo; sin embargo por el mismo trabajo, no siempre se obtiene la misma remuneración.

¡Hagamos algo!