Esto puede utilizarse en varios conceptos, pero la idea es siempre la misma.
Dentro de mis amigos, ya sea trabajando en el gobierno como en la iniciativa privada; porque aunque pasa mucho más en el gobierno, la IP no se queda atrás, ha habido muchas injusticias en las cuales los de arriba abusan.
Cuando uno no está en una posición más que por sus méritos, corre el riesgo de que uno de los jefes quiera su puesto para un amigo y le haga la vida de cuadritos.
En una oficina, sin decir cuál para no herir susceptibilidades, Selena era la directora. Selena tenía la carrera de economía y tenía una maestría en la Universidad de Harvard y otra de la Universidad Complutense, había llegado hasta ahí solo porque sabía bien su materia. Selena hacía las cosas muy bien, era muy humana y tomaba en cuenta a todos y cada uno de sus colaboradores; ella sabía cómo hacer trabajar a la gente y no poniéndoles un yugo sino convenciéndolos de que lo que ellos hacían era muy importante para la institución.
Un día, el vicepresidente de la empresa mandó llamar a Selena y le dijo “Tenemos un gran negocio entre manos, pero para que se logre, tendrás que cambiar las cifras que has dado aunque no sean las reales, aquí te traigo un cuadro de cómo debes reflejar los números y salió dejando a Selena con la boca abierta. Selena pidió una cita urgente con él y como el tiempo pasaba, decidió escribir una carta indicando que las cifras eran las que ella daba con base a estudios y análisis y que ella no podía firmar un documento que no estuviera sustentado.
Acto seguido se aparece el secretario particular del vicepresidente y empieza con esta frase “bueno Selena, todo tiene un ciclo y tu ciclo ha terminado” Selena sabía que no se podía alegar con esta persona y que seguramente ya hasta su reemplazo estaría esperando afuera.
Efectivamente, a los tres días le platicaron a Selena, sus antiguos colaboradores que había entrado en su lugar un tal “Pablo Obrador” quien era sobrino del presidente pero que en vez de tener los estudios requeridos, éste había estudiado sociología, cosa que no tenía mucha utilidad para el trabajo que iba a desempeñar. No sólo eso sino que los trataba como ratas porque decir que como perros sería una ofensa, ya que hay gente que considera que el perro es otro miembro de la familia, así que digamos como ratas a las cuales nadie aprecia; salían en vez de a las 6 de la tarde, a las 9 de la noche y nunca los escuchaba ni les permitía acercarse a su oficina.
¡Hagamos algo!
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